La diputada kirchnerista, María José Lubertino, fue ovacionada por habitantes de la villa Rodrigo Bueno por haber desobedecido las directivas de su bloque. Esto pasó ayer al final de una tensa reunión que se realizó en la Legislatura porteña para sacar dictamen del controvertido proyecto de ley de Solares de Santa María, que propone la construcción de un barrio privado en Puerto Madero. Se trata de torres de 160 metros de altura, que serán construídas justo al lado de la Reaserva Ecológica y el asentamiento Rodrigo Bueno. Esto generó la protesta, tanto de ecologistas, como de los habitantes de ese asentamiento.
Fue tal el escándalo que armaron los críticos al proyecto, que el bloque del PRO junto con el kirchenerismo y el ibarrismo dejaron sin quórum la reunión, con la promesa de retomarla mañana. Pero Lubertino no se fue ni con Aníbal Ibarra, ni con Gabriela Alegre, que son colegas de su bancada.
Este gesto fue valorado por los habitantes de la Rodrigo Bueno, que la ovacionaron y con ello le arrancaron algunas lágrimas a la diputada. La funcionaria visiblemente emocionada tomó la palabra y aseguró que a ella no le gusta legislar, ni hacer políticas públicas de espaldas a la gente.
De esta manera llamó a las cosas por su nombre, es decir lo que nadie quiere reconocer públicamente, que el macrismo y el kirchnerismo tienen un acuerdo para sancionar determinadas leyes que ambos necesitan para sus intereses pólíticos.
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